Presentamos a uno de los héroes de las letras universales. Un escritor que ha trascendido todas las barreras y unas lecturas que se han establecido como inevitables a la hora de entender lo que es la Literatura moderna. Jorge Luis Borges nos ha traído todo un bagaje de leyendas, mitos, historias pequeñas e
historias monumentales, poemas, reflexiones. Leyéndolo creceremos más como personas.

Nació en Buenos Aires en 1899 y es el más universal de los autores latinoamericanos. Es el mito literario argentino porque “él se interrogó, como nadie – según la opinión de Beatriz Sarlo – las formas de la literatura en una de las orillas de occidente”.
Estudió en Ginebra y vivió durante un breve tiempo en España, donde se relacionó con los movimientos de vanguardia. Volvió al país en 1921 y participó en la fundación de varias revistas literarias y filosóficas (Prisma, Proa y Martín Fierro). Entrañable amigo de Adolfo Bioy Casares (1914), publicó con él bajo el seudónimo de Bustos Domecq, y los dos, con
Silvina Ocampo, la “Antología de la Literatura Fantástica”. Participó en la revista Sur (que apareció en 1931 y dirigió Victoria Ocampo). Entre su obra poética se destacan: “Fervor de Buenos Aires” (1923), “Luna de enfrente” (1925), “Obra poética” (1923 – 1967),”El otro, el mismo” (1964) y “Los conjurados” (1985). Entre sus principales obras narrativas podemos citar: “Historia universal de la infamia” (1935), “Ficciones” (1944), “El jardín de los senderos que se bifurcan” (1941), “El Aleph” (1949), “El libro de arena” (1975) y libros como “El hacedor” (1960), que incluye poemas, ensayos y relatos. Jamás escribió una novela. Murió en Ginebra en 1986.

LA LITERATURA DURANTE EL PRIMER PERONISMO

Hay una constante de la literatura argentina que se actualiza con el peronismo: para ser nacional, la ficción debe absober al Otro (la “chusma” federal durante el rosismo, el hablante de la campaña durante el proyecto de constitución del gran latifundio, el gringo; el “cabecita negra”, durante la época del peronismo) y hacer una alianza de voces con su lengua y con su “barbarie”. El sujeto de enunciación de esta apropiación es, casi siempre, un yo individual (que habla con los ecos de un “nosotros” de clase), que construye un campo de tensiones en que hay una referencia puesta en un “ellos”, la masa inculta.


Durante los años del primer peronismo, esta misma oposición se reedita en el par que enfrenta una cultura alta ejercida desde los órganos más exclusivos de difusión de las artes y las letras (la revista Sur, por ejemplo), con la popularidad de la industria cinematográfica y el auge de la radio, que se convierte en el más masivo de los medios de comunicación.

BORGES Y LAS ORILLAS

Esta alianza que históricamente ha incorporado al otro en la ficción constituyó, en lo cultural, un rasgo de lo nacional, en especial, a partir del proyecto estético de un escritor paradigmático de lo argentino: Jorge Luis Borges. Si de Borges se dice que en él están las preocupaciones, las preguntas, los mitos que en Occidente se consideran universales, que
una de sus características peculiares es la habilidad que despunta en sus textos para falsificar fuentes o proponer como reales personajes y bibliografías inexistentes, esa falsificación o esa ficcionalización también se extienden a su propio origen, biográfico y literario.

Como Sarmiento, Borges construye un mito familiar, la historia argentina es una historia familiar, la de los mayores, la de la madre (en cuya familia hay algunos próceres, los Acevedo). Su relación con la literatura, por otro lado hay que buscarla en la biblioteca paterna. Según Ricardo Piglia, este mito familiar define la relación de Borges con su sociedad y con su cultura. La cultura paterna y la materna, que incluye los pares de oposición: armas/letras, coraje/libros, criollismo/europeísmo, oralidad/escritura, actualiza, en el propio Borges, la alianza de los términos civilización/barbarie. “Hombre de la esquina rosada” y “Pierre Menard, autor del Quijote” son los cuentos que inician estas vertientes.

BORGES Y LA FUSIÓN DE LOS LINAJES

Ese mito familiar se constituye, al mismo tiempo, en una singular tradición cultural para su país. Según la investigadora y profesora argentina Beatriz Sarlo, Borges inventa un pasado cultural y rearma una tradición literaria argentina
simultáneamente a sus lecturas de las grandes literaturas extranjeras (“La Odisea”, “Las mil y una noches”, “La Divina Comedia”, “El Quijote”). Como Darío, muy pronto advierte el “cosmopolitismo” como condición de posibilidad de una
literatura con perfiles propios. Pero la “dimensión de lo rioplatense aparece para desalojar a la literatura occidental de una centralidad segura”.La de Borges es una literatura de conflicto. Está perturbada por la tensión que produce la mezcla y la nostalgia por una literatura europea que un latinoamericano nunca vive del todo como naturaleza original. Su literatura se desplaza por el filo de varias culturas, desestabiliza las grandes tradiciones occidentales y orientales cruzándolas en el espacio rioplatense.

  1. ¿Cuál es la opinión de Beatriz Sarlo acerca de Borges?
  2. ¿En dónde estudió y vivió este autor? ¿Cuáles fueron las revistas que fundó?
  3. ¿Cuál es la constante en la Literatura argentina? Dar ejemplos.
  4. ¿Qué culturas se enfrentan durante el primer peronismo? ¿De qué manera?
  5. ¿Cuáles son las “falsificaciones” ficticias que ha hecho Borges?
  6. ¿Qué importancia tuvo la herencia familiar en la obra de Borges?
  7. ¿Por qué se afirma que la de Borges es “una literatura de conflicto”?